12 febrero 2020
El pasado viernes fue uno de esos días que uno nunca olvidará. Uno de los momentos más bellos de mi vida, donde ves aunado el cariño de todas mis alumnas en una cena sorpresa. Tramada sigilosamente durante más de 2 meses, coordinando mis idas y venidas con un grupo tan grande de gente para que todas pudieran asistir. El impacto fue brutal, pensé que me daba un ataque al corazón al verlas a todas allí, con su generosidad infinita, dedicándome su tiempo y cariño a mi, una simple mortal, que en lo único que se diferencia del resto es que teje con pasión y comparte sus conocimientos con ellas, guiándolas semana a semana con sus proyectos. Me hicieron sentir el éxito personal y profesional, una señal clara de que algo en la vida hago bien. El reconocimiento y afecto de los que tienes cerca es la mejor recompensa que te puede dar la vida. No tendré una calle con mi nombre, pero tengo 50 chapas con mi cara, una por cada una de mis actuales alumnas y una fecha que me recordará, que he dejado huella en un grupo de gente a la que respeto, quiero y valoro infinito. Sois grandes, muy grandes y generosas, solo puedo decir, GRACIAS.♥
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